El sueño de Rafael Cortijo
Es en San Juan donde realiza en 1980 El sueño del maestro, su penúltima grabación y una de las más depuradas. Apoya su orquesta en dos vocalistas de apellidos conocidos: Fe Cortijo, sobrina de Rafael, con un soneo impecable y varios años de experiencia con el combo; e Ismael Rivera Jr, hijo de Maelo, ahijado de Cortijo y, para aquel entonces, con mucho que deberle a su padre.
Tal vez demasiado.
El disco abre con Estanislao, una bomba sabrosa, muy de Santurce y su cotidianidad, que invita al baile. A continuación, una rumba aceleradísima: Con un solo pie, que pareciera aumentada de tempo a propósito en el estudio de grabación. Y, más allá, Ella hablaba de amor, un canto hermoso, tal vez la mejor pieza del disco, que comienza siendo un aguinaldo con Fe Cortijo, pasa a continuación a bomba con Cheché y termina en plena con el Junior.
Gotas de veneno, con unos coros débiles para mi gusto, pareciera seguirle el juego al movimiento -es un decir- de la salsa romántica que empezaría a causar estragos en la década de los 80, mientra que Elena Elena puede resultar la quincuagésima re-versión de El bombón de Elena, uno de los mayores éxitos de Cortijo (es tal vez en este tema donde más se nota la diferencia entre padre e hijo). La salsa como tal, asumida sin complejos, se manifiesta en Que no se acabe el bongó, con una Fe que se luce, unos cueros fieros y unos arreglos muy interesantes. Una pena que no se pueda conseguir la canción online.
Cierran el álbum Cirilo Sánchez y Bambolaé, revisitando ambas el floklore típico de borinquén pero con arreglos modernos y bien intencionados.
Dos años después de haber grabado este disco, Cortijo fallecía a causa de un cáncer de páncreas. Los funerales provocaron una conmoción espontánea que paralizó a la isla, demostrando una verdad que nadie nunca pudo ocultar: su música entrañable estaba ligada a la tierra donde vivió, a su Puerto Rico, y cada una de sus producciones no podía menos que trasladar esa querencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario